Historias del taragui
Raíces profundas del alma guaraní
En esta
crónica verás un ejemplo claro de cuanto quisieron erradicar al idioma guaraní
de las aulas educativas. También como el "jopara" (esa mezcla de
guaraní y español) está impregnado en los correntinos que, algunas veces, hasta
inconscientemente lo usamos.
Son las 15:30 y pienso:
“no puede hacer tanto calor en Corrientes Capital”. El profesor Félix Fernández
entró al aula 7 del centro de idiomas de la Universidad Nacional del Nordeste
ubicado en la calle 9 de Julio entre San Lorenzo y Catamarca. Es la primera vez
que voy a una clase en este curso para aprender el idioma guaraní, que se da
hace 27 años en este lugar. Para contextualizarnos de la situación del idioma
en Corrientes, el "mbo’ehara" (profesor), como nos pidió que lo
llamemos desde hoy en adelante, empezó contando una historia que lo marcó en su
infancia.
Cuando yo era chico,
dijo el “mbo’ehara” para comenzar su relato, ingresé al colegio muy contento
por reencontrarme con mis compañeros después del fin de semana largo por la
llegada del Karai, Octubre. La señorita del primero “B” entró al salón y todos
hicieron silencio automáticamente. El mejor amigo de Félix, le dijo al
mbo’ehara: “cuidado porque está maestra a vos te tiene fichado”.
La señorita era
alta y rubia, y como esto no era habitual para la población itateña, marcaba
una distancia. Como algunos no se dieron cuenta de que había ingresado “la ley”
al aula y seguían conversando, ella les dijo en voz alta: “dejen de hablar como
machos”, y borró el pizarrón. Es que, como la maestra viene de Buenos Aires no
acepta no comprender lo que dicen. Es que, como los alumnos son itateños hablan
en guaraní o a veces en “jopara” (mezclan español y guaraní) y ella, al ignorar
lo que dicen los menosprecia y cataloga de “indios”. No sabía la seño, pienso
yo, que los ignorantes son quienes definieron como indios a aquellos que
nacieron en América y no en india.
Siguió el
mbo’ehara con su historia, que cada vez se ponía más interesante. “Y comenzó la
lección. La señorita como siempre primero me preguntó a mí por algunos puntos
de la tarea. Yo le respondí a su cuestionamiento”- dice Félix- “desde lo
profundo de mi ser con un fuerte “HEẼ”
que significa en guaraní, si. Ella se enojó y me dijo: habla bien, tápe, no
seas guarango. Tápe es la única palabra en guaraní que ella sabía y significa
"bruto". "Guarango nos dicen a los guaraní hablantes, pero a
veces de una forma despectiva”, afirmó el profesor.
Mientras nos contó
esa vivencia de su infancia se sonrojó porque hasta el día de hoy, según él, se
le remueve todo por dentro cuando recuerda y cuenta esta historia. Dice que lo
que más le avergonzó fue que sus propios compañeros que también hablaban
guaraní y algunos solamente jopara, lo llamaron desde ese día de “tápe”. A ese
suceso en la actualidad lo catalogarían, en inglés, de “Bulling”.
El niño Félix,
después de ese día, ya no sabía si ir o no a la escuela porque le costaba mucho
que no decir palabras en ya que desde el vientre materno escuchó ese idioma
salir por los labios de sus abuelos, padres, tíos y hermanos que no utilizan
casi nunca en español. Solamente lo hacen para comunicarse con las personas
extra familiares y ni siquiera es un 100% español sino que lo hibridan con el
guaraní y forman esa mezcla a la que denominan "jopara".
Cuenta el profesor como
una anécdota divertida y, en la actualidad, le da vergüenza ajena, que la seño
le mandó a sus padres una nota en el cuaderno de comunicaciones que decía: “si
no dejan de enseñar esa lengua a su hijo, no aprenderá a hablar bien el español
y tendré que amonestarlo”. ¡Que falacia nos quisieron hacer creer!, exclama con
un tono de rabia el mbo'ehara.
A pesar de todas
las burlas y dificultades de la cursada Félix siguió yendo a clases. Hizo un
gran esfuerzo por ser obediente y no hablar su idioma amado en el aula.
Literalmente y según su propia descripción “se mordió la lengua" muchas
veces porque le salía como algo natural utilizar términos de los dos idiomas y
hablar en jopara. Igualmente, en los recreos se liberaba y hablaba con sus
amigos en Avañe’e o guaraníete (el puro, sin uso de palabras de
castellano).
Después de mucho
sacrificio se recibió de maestro y todas las dificultades que atravesó por ser
guaraníhablante le dieron más fuerzas para amar y defender al idioma. Hoy, hace
casi treinta años que enseña guaraní en la Universidad Nacional del Nordeste
(UNNE), dónde, para dar el curso tiene que viajar más de 100 kilómetros varias
veces a la semana para enseñar su lengua nativa. Eso no le cuesta tanto, ya que,
según él, lo hace con gusto y se nota. Es más: el año que viene el idioma se
dará gratuitamente en esta Universidad ya que hizo un petitorio a las
autoridades para que no sea arancelado así más personas vienen a aprenderlo.
Al escucharlo respiro
profundo y me alegró de haber comenzado la clase con esta historia que ya
penetra en mi interior, como el aire que inhalo en este momento. Imagino y me
pregunto: si esa vivencia, lo marcó tanto a él para que esté donde hoy está,
cuánto más habrá hecho a tantos alumnos que pasaron estos 27 años por esta aula.
Desde ahora nos toca a nosotros dejarnos impregnar por este idioma y este
cursado que comienza hoy y que, seguramente, por lo menos yo, recordaré por
siempre.
Junto a mis compañeras/os de guaraní.
Créditos: Ignacio Fraga
En el aula donde aprendo guaraní.
Créditos: Bienaventuradios.
Con el profesor Félix Fernández.
Créditos:
Bienaventuradios
Créditos: Ignacio Fraga
Aquí podrás
escuchar una entrevista que le hicimos en la radio al mbo'ehara (profesor) Félix
Fernández :
https://go.ivoox.com/rf/96251724 O escuchalo en https://www.youtube.com/watch?v=8zK50qYfDnM&ab_channel=Bienaventuradios
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